jueves, 18 de septiembre de 2008

Wake me up when September ends

Te miraba recostar tu cabeza en mi hombro y observé como el cielo iba cambiando de color. La noche sólo pasó a nuestro alrededor como susurrando al oído, la gente se iba desvaneciendo como si los relojes detuvieran su cansino tránsito, como si todo se paralizara.

Luego, acaricié tu rostro.

Nuestro temblor era casi deseo universal para que todo desaparezca, para que el acantilado se vuelva una salida neutral al abismo que ambos tenemos. El ruego de detenernos no es escuchado por nuestros oídos, avanzo lento pero incontenible; parece como si la naturaleza hubiera ideado construir un pequeño castillo de arena en pleno cemento, con puertas pero sin salidas, sin guardianes ni vientos impetuosos que lo echen abajo.

Entonces, nuestras miradas se van apagando, el espacio negro que dibujan nuestros párpados da paso a historias fulminantes, erráticas, como sobrevolar un universo paralelo de palabras hermosas, como si tu rostro plácidamente se adormeciera en la primera nube de la noche.

Y sucede. He rozado las comisuras de tus labios de este a oeste, con calidez, sin pausas, con palabras como sacadas de un diario, con melodías sin música, con temores pero sin detenernos, como prisionero que conoce su sentencia pero se resiste a ser encadenado. He entreabierto los ojos y he visto un paraíso perdido, aislado de toda civilización, un rostro perfecto, liso, hermoso.

Nada más existe.

Tú y yo pensando el uno en el otro, viendo como el cielo cambia de color a cada momento, viendo como las personas se materializan, se vuelve polvo, se mimetizan, se hacen nada. No pensamos en el futuro, vemos como cuadro a cuadro se dibuja nuestra historia. Mientras tanto, un cúmulo de atmósfera baja hacia nosotros, nos vuelve los seres más especiales del mundo, del universo, como sacados de una fantasía, casi perfecta. Cuatro horas después, las calles tienen nuestros nombres tapizados en su suelo como señales titubeantes; tus labios, tu voz, nuevamente tus labios, como escudo de mi vida.

El final llega como en retrospectiva. Una despedida tibia, unas miradas fijas, un mundo que no tiene la mínima importancia.

Mientras tanto la canción sigue sonando en el mismo mirador, como crónica de una historia alternativa de ambas vidas: can’t fight this feeling anymore, anymore, anymore.

Jamás llenaremos las páginas de una misma historia, ni la caricatura de una vida juntos. Por eso, jamás podré olvidarte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y nuestro Sentimiento no pudo mas fue una noche maravillosa, hermosa, bella, linda, fue lo maximo..... eres especial en mi vida y nunca me olvidare de ti tampoco.... te amo... pero me gustaria empezar de nuevo como amigos y si se que se podra.....si ponemos ambos de nuestra parte.

Anónimo dijo...

"Jamás llenaremos las páginas de una misma historia, ni la caricatura de una vida juntos. Por eso, jamás podré olvidarte".

Y esa parte es la que mas me duele :(... Te amo con todo mi corazon :(