sábado, 22 de noviembre de 2008

22-11

Feliz cumpleaños a mí.

No existe nada que celebrar en este maldito día.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Jueves 20 de Noviembre (2 días)




Y lo daría todo por poder tocarte -envolviendo mi espacio sin palabras, sin gestos. Porque sé que sientes lo mismo que yo -los dedos arrastrándose por la guitarra tratando de hacerla gritar. Cuando todo esté por romperse, sólo quiero que sepas quien soy -y me sostengo de una viga, sin piso, sin techo.

No es necesario decir que vives en cada nota musical, en cada acorde y en cada melodía. Por eso ahora extraño tu presencia pero a la vez la siento, ¿sabes como puedo vencer mi vértigo? Cerrando los ojos y pensando que al final estarás con los brazos abiertos.

Donde quiera que estés, ahí estaré. Y las canciones se suceden una a una, haciendo que el sol queme aún más, haciendo que el viento se esconda en las sombras y me lleve de un lado a otro, como hoja de papel.

Dos horas después estoy a tu lado. Soy como las páginas de tu diario, como las palabras de un mendigo hambriento.

...... I just want you to know who I am

miércoles, 19 de noviembre de 2008

19 de Noviembre, 6 de la tarde

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Recuerdo que dibujas la palabra 'confundida' y yo siento tu conflicto dentro de mi ser, por eso mis líneas toman un color triste, no he aprendido a combatir esto que no cabe en mí, por eso este día me veo un día mayor y los círculos inundan mi cerebro, como arenas movedizas.

Recuerdo caminar a tu lado y quedar de pie frente a ti. Entonces te abracé por primera vez, muy fuerte, sintiendo como tu cuerpo se fundía con el mío como si fueran uno solo. Luego te solté y nuestras sonrisas opacaron la noche, nos convertimos en estrellas fugaces, en las nubes, en la luna llena y el sol. Luego te volví a abrazar, otra vez con mucha fuerza y ya no sólo sentí tu cuerpo sino tus sentimientos, tu corazón hablándome, tu corazón deseando que te hable, recordé que escribí un te amo en una hoja de papel y de pronto esa frase cobró vida. Fue cuando tú me dijiste lo mismo y cuando menos pensamos nuestros labios estaban nuevamente juntos, haciendo vida su propia felicidad, su destino, su anhelo, para lo que fueron creados: para desdoblarse con los tuyos.

Y nuevamente el amor en nuestro rostro, en nuestros ojos, no existen las palabras para resumirlo, simplemente nosotros dos.

Simplemente nosotros dos. Y esto ya no es poesía.

18-11-08

martes, 18 de noviembre de 2008

Epílogo


Caminar de la mano mientras la noche entra a su fase final. No nos hemos dado cuenta, simplemente nuestras manos se encontraron y no desean soltarse. Vamos por la calle y no nos importa, sólo caminamos de la mano.
La misma mano que acarició mi rostro con tanta ternura, la misma mano que me sujetó del hombro cuando te abracé; la misma mirada, más punzante que el crepúsculo; los mismos labios que he besado una y otra vez.

Caminar de la mano mientras la noche entra a su fase final. Escuchar nuestra canción entrando y saliendo de nuestros oídos, tú en mis brazos, derramando alguna solitaria lágrima, ahora sabemos que la magia y la melancolía van de la mano; el escenario es nuestro, la noche ha sido creada para nosotros dos.

Los sentimientos se fusionan unos con otros, la tristeza es vencida una y otra vez por la esperanza, por la alegría, los minutos se convierten en las hojas del árbol que acabamos de sembrar, mientras tú me tienes de la mano y fijas tu mirada en mí, mientras tus ojos pardos marcan mi vida, como escribir la misma frase en la arena con nuestros propios dedos, como tocar el sol y no ser absorbidos, como ser la mitad del otro.

Caminar de la mano mientras la noche entra a su fase final y aún hay lugar para un beso más. Y rozo tus labios.

Y es que ambos nos necesitamos.

Parece extraño. Pero no te has ido, tu presencia aún está en este lugar.

Caminar de la mano...

lunes, 17 de noviembre de 2008

Viernes, 14 de Noviembre. 6:30 p.m.



Seis de la tarde. El carro avanza, los latidos de mi corazón por momentos se aceleran, por momentos se calman. Ando medio adormitado, casi tan gris como el día. Corre un poco de viento pero es mejor caminar, es temprano. De pronto, una gota de agua cayó sobre mi cabeza, luego una más y otra, me sorprende la lluvia mientras dibujo con mis pies el camino que me lleva hacia ti.
Diez minutos después buscar refugio por la lluvia e intentar descubrir tu voz entre las personas, los edificios, el viento.

Me acerco al teléfono, llamo una vez y no respondes, el miedo se comienza a apoderar de mi cuerpo pero no hay tiempo para temer, antes de la segunda llamada apareces como si fuera la primera vez que me ves, el mundo entonces pierde todo significado y sólo somos los dos, como intentando dominar la lluvia que abruptamente deja de caer, el frío, las personas; cambio los planes porque mi deseo es pasar el mayor tiempo solo contigo, sin nadie más a nuestro alrededor, por eso recurrimos al sitio de siempre, nuestro techo vuelve a ser el firmamento, las estrellas y la luna, nuestras paredes los árboles, nuestro mundo una vieja banca de cemento con inscripciones, con historia y a la vez sin ella, como si la hubieran puesto solo para nosotros dos.

Seis y treinta de la tarde. Somos tú y yo. Y yo te amo.

Una mirada hacia tus ojos marrones y el tema recurrente: nosotros, nuestra vida, nuestro sentimiento en común, nuestra cruz en común, nuestra felicidad en común; la pregunta ya no es por qué sino qué hacemos, cual es la solución para este laberinto de girasoles, crisantemos, rosas sin espinas y con espinas. No podemos seguir así, no debemos seguir diciendo que nos amamos si nos duele hacerlo, que prometimos algo y lo vamos a cumplir, entonces hay una solución drástica: irme, alejarme de ti, que me olvides con el tiempo; no quiero esa solución. Luego, tomo tu mano como si pidiera la paz en una guerra de diez minutos, como dándolo todo por una bandera blanca y otra mirada. Es cuando se despejan las nubes de mis labios, de mi mente, de mi completo ser, no te reprimas —digo con la convicción de que el cielo es inmenso, el sol brilla y que la luna nunca caerá sobre nosotros. Es cuando me acerco a tu cuerpo y tú al mío.

El momento es mágico, sublime.

Te abrazo como buscando el calor que necesito, a la mujer que necesito. Me abrazas como encontrándome y sabiéndote encontrada, como con necesidad de hacerlo, como si nuestras vidas dependieran de eso. Mi brazo izquierdo queda por encima del tuyo y nuestros rostros quedan cerca. Nuestros labios se atraen con intensidad y es cuando olvidamos nuestros nombres, es cuando lo profundo, el miedo, el dolor y el vértigo son nada comparados con el sentirte cerca. Y cierras los ojos. Y siento que esto es la gloria.

Y perdemos por completo el control.

Siento el preciso momento en que beso tus labios, rozando brevemente, con delicadeza, como si fuera nuestro primer beso, esperamos mucho por este momento, en silencio ambos deseábamos poder volver a sentir nuestras vidas condensarse en nuestros labios, experimentar como el amor se salía de nuestros cuerpos, como se paraliza el mundo y la dimensión en que nos encontramos es distinta al del resto.

Un momento después —en realidad no sé cuanto tiempo ha transcurrido— observo tu rostro como se ilumina y luego nos miramos fijamente. Rompimos una promesa, dejamos vencer al amor. Entonces nos abrazamos y se abre la noche más intensa de nuestras vidas, la escribimos con abrazos, con recuerdos, tomándonos de la mano, hablándonos al oído lo que necesitamos escuchar, rozando nuestros labios con delicadeza, con pasión, con amor.

Te amo mucho —dices mientras me miras a los ojos— y yo a ti, mi vida.

Cuatro horas después el amor es el único protagonista, llena nuestras vidas repletas de nostalgia, de melancolía, de intensa necesidad de estar juntos en todo momento, de no separarnos porque es como si fuéramos uno, que dependemos del otro.

No digas esta es la última vez —digo con el alma casi saliendo de mi cuerpo.

Cuatro horas de besos, cuatro horas de abrazos, cuatro horas de caricias, cuatro horas sintiendo que tu alma es el complemento de la mía, que esta noche es la noche más maravillosa de nuestras vidas, que eres tú y sólo tú y que quiero que mis días sean a tu lado, que al amanecer pueda ver tu rostro todos los días. Que nuestros momentos no se esfumen como la vida, que sean eternos.

Nunca nos fuimos de ese lugar, nuestras almas nos esperan.

Es lo que nos hace inmortales, como los ángeles.

Te amo mi vida.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Te Necesito


Parece que leo tus pensamientos mientras el frío recorre mis huesos, me dices que me hablas con los latidos de tu corazón, en realidad no es necesario que lo digas porque ya los sentí; dices que te hace daño todo esto pero yo me siento en un agujero sin salida; dices que quieres olvidarlo todo, que estás cansada de reprimir el sentimiento, que quieres salir de aquí.

Yo te pido que te quedes.

Parece que la noche comienza antes de la hora indicada. Y la solución, la salida a todo esto, el escape, el encontrar el tesoro al final del arco iris, está en mis manos.

Como las únicas palabras que salen de mi boca.

Te necesito.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Conversación



Debe ser la depresión.
Por eso nada es lo mismo, como si me hubieran cambiado los ojos por otros.
Pero es así.

Te hablo a ti mejor amiga:

Al otro lado de la línea la llamo no sólo con mi voz ni con mis palabras, la llamo con los latidos de mi corazón, ¿recuerdas lo que te conté? eso solíamos decirnos cada vez que sentíamos una voz interior que reclamaba nuestros nombres con intensidad, como una señal, como una coordinación de latidos. El preguntar "por qué" ya se hace monótono, ahora la pregunta es qué hacer, ¿recuerdas? la primera vez que la besé fue como regresar a la adolescencia, sus labios tan suaves, sus ojos cerrados, su temblor, la forma en que la noche brillaba en su piel, son cosas que jamás olvidaré, ¿cómo no poder enamorarse de ella? Seguro me dirás pero las cosas no se han dado, ella quizá no podrá esperar por siempre, el sentir que te ama y que la amas los daña porque no pueden realizar su amor como ambos quisieran, no pueden salir a la calle de la mano, besarse delante de la gente, decirse que se aman sin temores. Además -me dirás-, si te decidieras por ella, a pesar que sé que tu decisión es por ella, el principio sería muy difícil, sólo Dios sabe por qué ustedes se cruzaron por el mismo camino y esto ocurrió. Pero bueno, sólo te pido tranquilidad, paciencia, hay tantas cosas involucradas en esto.
Pero sabes algo, la extraño mucho, no sabes cuanto, extraño poder verla, hablar con ella, extraño poder siquiera mirarla y sentir como me mira, la dulzura de sus modos, el tocar sus manos, el abrazarla con mucha fuerza, el besarnos y sentir lo que tal vez nunca sentí al besar una chica: como el roce de nuestros labios no es solamente algo físico sino es una experiencia intensa, extraterrenal, como tocar el cielo y no sentir vértigo, como viajar a otra dimensión. Como leer su mente y escuchar de sus labios que me ama.

Te hablo a ti mejor a mí y gracias por escucharme y dejar desnudar mis emociones.

Sólo algo más.

La amo con todas mis fuerzas.

Te extraño mi amor

sábado, 8 de noviembre de 2008

Hacia tu encuentro



Es un poco fuerte, pero necesito expresarlo.

I

Larguísimo sueño, con principio pero sin un final claro. Me vi enredado en nubes, en mucho clamor de neblina, con pasos cortos, por momentos largos, con gente pasando por mi lado pero sin un rostro claro, con respiración pero como vagando sin dirección.
Todas menos una.
La del rostro de luna llena, la de los ojos de medianoche frente al mar, abandonados en una banca, como si el mundo fuera nuestro.
Por esa razón, no me aparté de su lado en ningún momento, volando sin despegar los pies del suelo, soñando pero sin derramar imaginación sino de la mano y mirándonos, sí, mirándonos sin cesar, como si de eso dependiera toda nuestra vida.
Pero despierto.
Viene raudo el recuerdo de una noche, una mirada, su sombra junto a la mía, un temblor de cuerpos, unos labios, unas palabras que sólo pueden vivir dentro de dos corazones que laten a la misma velocidad, no inertes, van de la mano, como hechos del mismo material e irrigando el mismo color. Viene a mi mente infinita tristeza, depresión galopante, ganas de no querer estar en ningún lado, de no querer hacer nada, de desesperación, de querer destruirlo todo, de llorar, de sentir que la melancolía corroe mis venas. Vienen frases cayendo una a una, repitiendo sin cesar: 'te extraño', 'te extraño', 'te extraño'.
Viene un sentimiento tan hermoso que la tristeza y el dolor quedan a un lado cuando recuerdo lo hermosos que son tus ojos, como canción que penetra nuestros sentidos: 'we got a groovy kind of love'. Por eso viene a mi mente los deseos de que nuevamente se encuentren nuestros labios, que se fundan como una aleación, como una necesidad tan preciada como el oxígeno; de que otra vez digamos las palabras que sabemos decir, de que un abrazo sea como el inicio del universo, un roce de las manos, como ola de mar, como el horizonte.

II

El día avanza.
Entre las calles estás. Hace frío, pero la esperanza debe ser la palabra más hermosa que ha salido de los labios del ser humano.
Las nubes se concentran en torno a nuestro mundo.

Yo quiero ir hacia tu encuentro.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Extrañarte (palabras que cortan la respiración).


Ya no sé escribir cuando las hojas en blanco se multiplican como pétalos de crisantemo, cerrando de par un laberinto de emociones, como mirando hacia atrás y creer que el rompecabezas se puede armar solo. Por eso miro tu rostro, el valor que me infunde me lleva a construir otra vez una nube azul, a volar por el cielo y dibujar el arco iris, la lluvia, la tormenta, la paz.

Te siento cerca y lejos a la vez.

Mientras una tierna forma de amar se mete en mis venas, le da color a mis pupilas, recita cada párrafo como de memoria, como si no costara nada decirlo.

Necesito tu sombra, así las ramas quieran abrazarme y cortarme la respiración. Necesito tu oxígeno, contigo siento que mis palabras se multiplican y cortan en dos el silencio.

Por eso a veces no sé que decir, sólo susurrar y observar como te extraño cada vez que no escucho tu voz. O como necesito observar tus ojos y acariciar tus hombros cuando nos quedamos solos.

Cómo te extraño cuando no escucho tu voz.