jueves, 23 de junio de 2016

Utopía

Las miradas a través de las nubes. Ellos hablan en idiomas diferentes, gesticulan diferente, escriben historias diferentes. En medio, ella pierde la mirada en el horizonte, en los rostros dibujados por la garúa. Él la observa desde su escondite. Cubrió su rostro, camuflado entre la niebla, entre el silencio visceral, trepidante. Ella no puede verlo, pero con sus pupilas se pueden escribir poemas, fantasías, arco iris con su olla de cristal, una y mil veces llena de oro.
Y susurra su nombre.
Al desaparecer, el desierto fue el mismo. Cogió sus cosas, continuó su camino. Ella se quedó en el reflejo de la luna llena, en el espacio negro que se ilumina con su rostro al cerrar los ojos. Entonces, decidió no volver a abrirlos. Tener su sonrisa atrapada para siempre.

miércoles, 8 de junio de 2016

Reino de sus sueños

Su sonrisa abriéndose paso por la ciudad
arco iris en el desierto, su piel rozando las nubes
oh cascada de naipes cayendo uno tras otro
se llena de colores, toma el brillo de las supernovas.

Sus pasos en mi laberinto,
¿quién podría dibujarla en el viento
si su mirada corta la respiración?
el tiempo es tocar sus manos, observar las constelaciones en sus pupilas.

Y se terminan todas las canciones
surgen los pétalos de crisantemo cayendo desde el firmamento
como palabras lanzadas al mar, como deseo a la última estrella fugaz:
querer seguir el camino de sus labios, buscando el rastro de su voz.

Como vagabundo bajo el sol, siguiendo la ruta hacia el reino de sus sueños.

jueves, 2 de junio de 2016

La resistencia

Doce cuarenta y tres, madrugada.
Las vertientes de las nubes golpeando mis cuerdas vocales
rasgo mi camiseta
inclino mis pensamientos, juego con idiomas nuevos
vago como un coyote
doce cuarenta y cuatro, cuarenta y cinco
el insomnio es una caldera de mentiras
las imágenes chocan entre sí, mienten a mis ojos
y me aprisionas otra vez, muro sin voz
eres la misma escoria, irónica grieta sin tiempo ni espacio.

Quizá he dejado de existir
por eso la soledad, el misterio del silencio
perdí el sentido del tacto
pero los fantasmas se perdieron en la isla
como golpes de tierra en una pecera
con mi nombre anotado en sus almas.

[Mi respiración era breve, me resistí a nacer]
Desesperado dibujo a mano alzada. Intocable.

Dejar de respirar

Nunca pude tocar tus manos
nunca pude ver el ocaso en tus pupilas
no pude contar tus pasos en la arena, dibujarte en el mar
nunca pude decir "las acuarelas de papel son mías,
tu sonrisa de invierno es mía".

Y aún conservo tu aliento en las madrugadas eternas
juro que jamás te fuiste, a pesar que no existes
y el pasado es el reloj efímero de medianoche
la figura eterna dibujada en mi pared
como anagramas, como lágrimas de escarcha.

No, no te necesito.
Aprendí a dejar de respirar.