jueves, 2 de junio de 2016

Dejar de respirar

Nunca pude tocar tus manos
nunca pude ver el ocaso en tus pupilas
no pude contar tus pasos en la arena, dibujarte en el mar
nunca pude decir "las acuarelas de papel son mías,
tu sonrisa de invierno es mía".

Y aún conservo tu aliento en las madrugadas eternas
juro que jamás te fuiste, a pesar que no existes
y el pasado es el reloj efímero de medianoche
la figura eterna dibujada en mi pared
como anagramas, como lágrimas de escarcha.

No, no te necesito.
Aprendí a dejar de respirar.



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