jueves, 2 de junio de 2016

La resistencia

Doce cuarenta y tres, madrugada.
Las vertientes de las nubes golpeando mis cuerdas vocales
rasgo mi camiseta
inclino mis pensamientos, juego con idiomas nuevos
vago como un coyote
doce cuarenta y cuatro, cuarenta y cinco
el insomnio es una caldera de mentiras
las imágenes chocan entre sí, mienten a mis ojos
y me aprisionas otra vez, muro sin voz
eres la misma escoria, irónica grieta sin tiempo ni espacio.

Quizá he dejado de existir
por eso la soledad, el misterio del silencio
perdí el sentido del tacto
pero los fantasmas se perdieron en la isla
como golpes de tierra en una pecera
con mi nombre anotado en sus almas.

[Mi respiración era breve, me resistí a nacer]
Desesperado dibujo a mano alzada. Intocable.

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