Siguió el camino trazado por el silencio. El laberinto se volvió un juego de palabras, un anagrama acumulando letras, minutos, estaciones.
Tu rostro no es el mismo, tampoco tus labios.
Ahora no solo juegas con el viento, juegas a olvidar recuerdos, a lagunas mentales en una maraña de pasos, de sombras.
Y yo a tu lado, buscando escribir tu nombre en el aire, dibujando cada letra en esta noche sin estrellas.
Para no olvidarte jamás.
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