Nosotros dos en diferentes lugares pero con el mismo pensamiento, muriendo por escuchar nuestras voces, acumulando fotografías, viendo el paso del tiempo en el hombro del otro, en las líneas de nuestras palmas, en el sabor de nuestros labios, en el movimiento de nuestros cuerpos.
Nosotros luchando contra las manecillas del reloj. Contra nuestros propios fantasmas. Contra el adiós.
Y ahora, existes en mi silencio. En el reflejo de mi rostro en las mismas calles que solíamos caminar juntos, en los espacios que llenabas con tu sonrisa. En el viento, en la brisa, en la soledad. En la lucha incansable por no acabar con el universo que habíamos construido.
Y que puede seguir construyéndose. Tú y yo.
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