sábado, 10 de agosto de 2019

El laberinto del viento

Mirarte a contraluz, de perfil a las nubes. El canto del viento casi toca tu cabello, cómo quisiera que fuera mi voz la que roce tu rostro de principio a fin, como aspas de molino siguiendo el rumbo de la brisa.
Viento, brisa. Mis palabras pertenecen a estas. Pero se quedan impregnadas en el timbre de tu voz, buscando tus labios en un intrincado laberinto de fotogramas y llovizna. Cierro los ojos. Quizá al abrirlos pueda aparecer tu reflejo; cruzaré los dedos, daré vueltas por las luces y las sombras, escribiré los versos que no leerás para llegar a tus pupilas, para encontrar una razón a no poder dejar de mirarte.
El invierno en mis sienes. Y tú, como golondrina a lo largo de todos las notas de mi guitarra.

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