jueves, 4 de julio de 2019

No puedo dejar de mirarte

El frío llegando hasta esta parte del universo,
mis ojos desfalleciendo, cansados de tantos caminos sinuosos
tantas sombras, tanta arena llenando mis páginas en blanco
mis dedos no dibujan las mismas canciones
queda el rumor del viento, vistiéndose de anagramas.

Observo tu rostro, frente a mí
tu mirada sobre la mesa, tus manos, tu cabello recogido
ya no te percatas que existo, soy invisible
solo existe el ruido deleznable de nuestra respiración
mis palabras atrapadas en el mismo laberinto, el mismo agujero negro.

"Tu mirada sobre la mesa"
tus ojos perdidos en la inmensidad de mi ceguera
tu rostro serio, tus cejas, tus pestañas, tu voz apagada entre el acuarela de calles, luces, cielo gris.
Tus labios hermosos,
como un ángel tatuado en cada rincón de baldosas, de paredes blancas.

Y te miro una vez más,
atrapo tu rostro para recordar cada luna llena, cada sol de invierno
para cerrar los ojos y acercarme a ti en un espiral de eclipses blancos
luego escucho tu voz [se terminan mis palabras, mis madrugadas sin fin]
comienza mi supernova, nuestras sombras se vuelven surreales
tu rostro de niña, de ángel guardián.

Y no, no puedo dejar de mirarte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buena!