martes, 18 de noviembre de 2008

Epílogo


Caminar de la mano mientras la noche entra a su fase final. No nos hemos dado cuenta, simplemente nuestras manos se encontraron y no desean soltarse. Vamos por la calle y no nos importa, sólo caminamos de la mano.
La misma mano que acarició mi rostro con tanta ternura, la misma mano que me sujetó del hombro cuando te abracé; la misma mirada, más punzante que el crepúsculo; los mismos labios que he besado una y otra vez.

Caminar de la mano mientras la noche entra a su fase final. Escuchar nuestra canción entrando y saliendo de nuestros oídos, tú en mis brazos, derramando alguna solitaria lágrima, ahora sabemos que la magia y la melancolía van de la mano; el escenario es nuestro, la noche ha sido creada para nosotros dos.

Los sentimientos se fusionan unos con otros, la tristeza es vencida una y otra vez por la esperanza, por la alegría, los minutos se convierten en las hojas del árbol que acabamos de sembrar, mientras tú me tienes de la mano y fijas tu mirada en mí, mientras tus ojos pardos marcan mi vida, como escribir la misma frase en la arena con nuestros propios dedos, como tocar el sol y no ser absorbidos, como ser la mitad del otro.

Caminar de la mano mientras la noche entra a su fase final y aún hay lugar para un beso más. Y rozo tus labios.

Y es que ambos nos necesitamos.

Parece extraño. Pero no te has ido, tu presencia aún está en este lugar.

Caminar de la mano...

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